Diseñando con
conciencia
disléxica

Diseñar para integrar

Diseñar con conciencia disléxica significa construir materiales donde la comprensión sea posible para todos, sin excepciones, porque el aprendizaje no debería depender de cuánto esfuerzo extra tenga que hacer una persona para adaptarse, sino de cuánto esfuerzo pone la sociedad
en diseñar entornos que no excluyan. Diseñar con conciencia disléxica significa construir materiales donde la comprensión sea posible para todos, sin excepciones, porque el aprendizaje no debería depender de cuánto esfuerzo extra tenga que hacer una persona para adaptarse, sino de cuánto esfuerzo pone la sociedad en diseñar entornos que no excluyan.

¿Por qué usar la
guía Dixelias?

Mientras algunas personas reconocen las palabras de forma automática, otras necesitan más tiempo, concentración y estrategias para descifrar lo que leen. La dislexia no es un problema de inteligencia ni de esfuerzo: es una forma distinta de procesar la información escrita.

Lamentablemente, durante años el diseño editorial ha ignorado esas diferencias, generando materiales que excluyen más de lo que integran.

Dixelias nace para cambiar eso.

Esta guía reúne criterios, ejemplos y fundamentos del diseño cognitivo aplicados a la dislexia, ofreciendo una mirada que combina empatía y técnica. No busca imponer un estilo sino invitar a pensar cómo cada decisión gráfica, desde el espaciado y la tipografía hasta los colores y las jerarquías, puede acercar o alejar a un lector.

Utilizar esta guía es un acto de compromiso con una comunicación más humana. Significa reconocer que el diseño no solo comunica ideas (también puede abrir puertas, ofrecer confianza y permitir que más personas comprendan, disfruten y aprendan sin sentirse excluidas).

Porque cuando el diseño se vuelve accesible, la lectura
deja de ser un obstáculo y se transforma en una experiencia compartida.

¿Limita esta guía el proceso creativo?

¡No! Esta guía no busca imponer límites al diseño, sino orientar la creación hacia una lectura más accesible.

Así como en todo proyecto editorial existen normas sobre márgenes, grillas, jerarquías tipográficas, contraste o equilibrio cromático, estas pautas no eliminan la creatividad: la encauzan.

Diseñar para la dislexia no significa renunciar a la expresión, sino hacerlo con conciencia y responsabilidad. Siempre ha habido reglas en el diseño, y muchas de ellas son más estrictas que las que aquí se proponen.

La diferencia es que estas no están pensadas para imponer un estilo, sino para abrir posibilidades, permitiendo que cada mensaje llegue con claridad y sin excluir a nadie
en el proceso.

Soporte físico: de preferencia se debe privilegiar
el papel, dada la mayor eficacia en comprensión profunda frente a lectura digital.

Color y contraste: evitar fondos blancos puros; preferir tonos crema, hueso o pastel que reduzcan deslumbramiento; mantener contraste suficiente texto-fondo.

Encabezados y pies de página: mantener elementos permanentes claros y consistentes, con numeración centrada o alineada a los bordes exteriores, evitando saturación.

Estructuración y marcadores: asegurar la presencia de títulos claros, encabezados o numeración continua, que actúen como guías de navegación.

Mantener una densidad visual constante: en cada página, evitando variaciones abruptas en el tamaño del bloque de texto, la proporción de blancos o la disposición de ilustraciones. Las irregularidades espaciales alteran la orientación visual y dificultan la continuidad lectora.

Bloques de texto: evitar párrafos excesivamente largos; se recomienda no superar 8-10 líneas en formato estándar para mantener descansos visuales.

No utilizar la sangría para separar párrafos: preferir un salto de línea visible que marque el inicio de cada bloque textual.

Interlineado óptimo: establecer una distancia entre líneas equivalente al 130% y 150% del tamaño del cuerpo tipográfico. El valor ideal se sitúa cerca del 145%. Evitar valores inferiores al 120% o superiores al 170%, ya que los interlineados demasiado estrechos dificultan el seguimiento visual, mientras que los excesivos rompen la continuidad y aumentan la carga ocular.

Espacio entre párrafos: mantener un espacio
inter-párrafo de al menos 1,5 líneas, en coherencia con un interlineado amplio y constante.
Este margen adicional facilita la orientación ocular, la segmentación de ideas y la comprensión lectora.

Espaciado entre letras y palabras: ampliar el interletrado e interpalabra de manera proporcional, con un incremento estimado de entre un 10%
y un 15% respecto al valor estándar de la fuente.
Este ajuste mejora la velocidad y la precisión lectora, reduciendo errores de agrupación visual.

Longitud de línea / ritmo de lectura: establecer dos criterios diferenciados según nivel lector:

- Lectores principiantes: máximo de 60 caracteres por línea, siendo recomendable un rango entre 50
y 60 caracteres, lo que facilita el retorno visual y reduce la carga cognitiva.

- Lectores avanzados: rango de 60 a 70 caracteres por línea, que favorece la orientación ocular y reduce regresiones en textos continuos. Además,
se recomienda que el bloque de texto principal ocupe entre el 65% y el 75% del ancho total de la página, garantizando un equilibrio visual estable entre texto y márgenes.

La justificación: debe estar alineada a la izquierda. La justificación centrada y a la derecha contradicen la naturalidad de la lectura y una justificación completa produce ríos visuales.

Tamaño del cuerpo tipográfico: emplear cuerpos iniciales de entre 12 y 14 puntos para el texto principal, ajustables según el nivel lector o los resultados de pruebas con usuarios. Un tamaño adecuado reduce la fatiga visual y favorece la fluidez.

Selección tipográfica: optar por fuentes sans serif de trazo limpio (como Arial, Helvetica o Verdana) o por tipografías diseñadas específicamente para el español, como Atia y Sarakanda que están hechas para una mayor legibilidad. Evitar ornamentaciones excesivas y simetrías que generen confusión perceptiva, como las letras espejo (b/d, p/q, n/u).

Asegurar proporciones correctas en los diacríticos: se debe mantener entre un 5 y 10 % del em en altura, y un 40 a 60 % del ancho de una “o” minúscula, con una inclinación cercana a 35° para favorecer la legibilidad.

Signos propios del español: garantizar la correcta implementación de la ñ, las tildes, la diéresis y los signos de apertura de interrogación y exclamación, frecuentemente omitidos en fuentes angloparlantes. Estos signos son esenciales para la comprensión lingüística y la fidelidad del idioma.

Énfasis tipográfico: es debido prescindir de cursivas y subrayados en el cuerpo del texto, ya que dificultan la lectura continua. Preferir el uso de negritas con moderación para destacar información relevante sin saturar la composición.

Ornamentación inicial: hay que evitar el uso
de letras capitulares, ornamentos o iniciales decorativas, ya que interrumpen el flujo visual
y distraen la atención del contenido principal.

Jerarquías visuales: mantener jerarquías las tipográficas claras y limpias, basadas en el tamaño, el peso y el espacio, que todo tenga un propósito, sin ornamentos.

Recursos visuales de apoyo: incluir resaltados moderados, micrográficos o íconos que acompañen el texto sin sobrecargarlo. Estos elementos deben reforzar la atención, la comprensión y la retención
del contenido.

Los 20 lineamientos de Dixelias

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